En clase, y para complementar el tema de la alimentación, hicimos un experimento para ver cómo los alimentos pueden cambiar en función de los elementos que les añadas, es este caso, los colorantes.
Cogimos un yogur natural y lo repartimos en diversos recipientes. En cada uno de esos recipientes añadimos unas gotas de colorante: amarillo en uno, rojo en otro. Así vimos como nuestro yogur natural se convertía en un yogur de limón, de fresa o hasta de frutos del bosque, según la cantidad de colorante que añadiésemos. Incluso al final pusimos en uno de los recipientes unas gotitas de colorante azul y ya podéis imaginar el resultado: ¡un yogur azul!... pero que sabía como el yogur natural, pero tenía más elementos extraños en él, así que llegamos a la conclusión de que lo mejor es siempre lo más natural, sobre todo en la alimentación.